Mar 17 ,2017 | No hay comentarios

Caso práctico: Impresión 3D en el ámbito escolar

Hasta hace poco tiempo, la impresión 3D era una tecnología ampliamente desconocida para el público en general. Como toda tecnología disruptiva, al principio es difícil comprenderla, ya que cambia la anterior forma de hacer las cosas. Este desconocimiento se va minimizando poco a poco y posibilita que los usuarios estén encontrando la forma de incorporarla a distintos ámbitos, como el educativo.

¿Y qué aporta la inclusión de la impresión 3D en las aulas? A diferencia de otras tecnologías ya consolidadas y cerradas, la impresión 3D es una tecnología incipiente que da al alumno la oportunidad de ser parte activa del asentamiento de la misma.

El ser parte activa del desarrollo de esta tecnología ofrece al profesor un amplio abanico de posibilidades para que sus alumnos desarrollen diferentes competencias. Una de ellas sería la capacidad de desarrollo de un producto que resuelva sus necesidades, desde su concepción a la fabricación final.

La impresora 3D es la máquina que nos permite materializar la idea. Por ello, la utilizaríamos como última fase del proyecto. Antes de imprimirlo, es necesario realizar una fase de diseño del producto.

Fase de diseño

Imaginemos que los alumnos necesitan realizar una caja con compartimentos para sus herramientas personales.

Una vez detectada esa necesidad se entraría en la fase de diseño del producto. Aquí, el alumno debería tener en cuenta varias cosas. Por un lado los aspectos funcionales del producto, es decir, que las medidas del mismo sean adecuadas, que sea fácil de manipular, que sea intuitivo, la experiencia del usuario al utilizarlo sea satisfactoria, etc. Por otro, es imprescindible pensar en la estética del diseño. Que sea atractivo, las formas del producto sean agradables, originalidad del mismo, etc también marcan el triunfo del proyecto.

Para obtener un buen diseño, se tiene que combinar tanto la parte estética como la funcional. En este momento el alumno se verá inmerso en un proceso creativo para llevar a cabo el diseño de su producto. Necesitará fijar los objetivos del proyecto, idear el mayor número de soluciones posibles, y finalmente tendrá que elegir una idea para ejecutar el proyecto.

Apoyados de un programa de modelado en 3D serán capaces de llevar a cabo su diseño previo paso a materializarlo en la impresora 3D.

Fase de impresión 3D

Esta sería la última fase del proyecto. Una vez hayan realizado el diseño el alumno tiene que comprender cómo es el funcionamiento de la impresora para obtener una pieza correctamente ejecutada.

Por un lado, el conocimiento del material con el que se va a imprimir. El más común de ellos es el PLA, que aunque sea biodegradable no implica un gasto sin límites del mismo. Que el alumno sea consciente del volumen de material que debe utilizar le involucra en el respeto por el medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Por otro, la tecnología de impresión 3D propiamente dicha, que permite obtener físicamente nuestro diseño partiendo de ese filamento de plástico de PLA.

De la imaginación a la realidad

El éxito del producto final llega gracias al conocimiento y entendimiento de las herramientas de modelado y de la tecnología de impresión, así como la realización de sucesivas aproximaciones hasta lograr el resultado esperado, tal y como se hace en un proceso real de producción.

Que un alumno aplique su conocimiento para obtener algo que le va a servir en su día a día es una buena forma de motivarle, y la impresión 3D es un agente especialmente indicado para ello.

 

¿Quieres introducir en el aula una forma diferente de trabajar?